Bogotaniando
Tras haber caminado por las calles que siempre recorrí, me detuve a contemplar lo magnifica que eres Bogotá. Cada paso que doy me trae un recuerdo, una experiencia grata o de dolor que he vivido contigo. Es que eso es lo que me gusta de ti, que no eres totalmente complaciente con tus visitantes. Estás envuelta en un sinfín de emociones que parece más bien una ruleta rusa, en la que puedes ganarte el premio gordo o también puedes perderlo todo sin escrúpulo alguno.
Así se vive en esta gran ciudad, habitada por más de 6'700.000 habitantes, personas de todas partes de Colombia y gran parte del mundo. Una ciudad que se transforma constantemente, que reta a sus personas a vivir un ritmo que apenas está asimilando. Un reto que apunta a la evolución de convertirse en esa gran metrópoli que todos queremos para nuestro país.
Bogotá, una ciudad opaca, extraña en su forma, un frenesí de vicisitudes que se mezcla con los tantos acentos que se pueden escuchar mientras se viaja en un medio de transporte masivo como el Transmilenio. Territorio donde siempre hay cabida para un café, para admirar el arte callejero, para vibrar con lo veloz que puede ser la vida.
Así eres Bogotá, gris pero alegre, veloz pero sin dejar a un lado las cosas simples, retadora pero incluyente, soñadora pero realista, cortante pero a la vez ferviente y tal vez lo que más me inquieta, eres una ciudad enamorada pero realmente llena de soledad.