Te apagaste...
Ocurrió de repente, como si el tiempo lo hubiera estado preparando sigilosamente. A veces desconfío del tiempo, del destino, de las agallas de esa predestinación que algunos credos profesan. Sería suficiente con un temor constante, en el que solo te vislumbraras tú. Pero tu luz parpadea y a veces siento que ya no quisiera que alumbraras más.
Alumbró depronto. Me quedé perplejo, confiaba en no tener la ilusión de que te encendieras nuevamente, pero a quien quiero engañar, siempre esperé de ti una respuesta, una luz verde, un siga, que me permitiera volver a ser parte de tu vida. Pero es seguro que nuestras vidas ya no encajan. Se acabó ese sabor agridulce de tu amor y no sé si sentirme satisfecho o romper en llanto.
El tiempo sigue su destino y probablemente le compraría a éste, aquello que llamamos futuro, ése del que alguna vez desconfié. El mismo que me arrebató tu presencia, ése que alguna vez quiso comprarme con un mañana. Un mañana que nunca llegó, y que ingenuamente hoy sigo esperando. Vuelvo a caer y esta vez sí sangré, sangré como nunca. El rojo triunfante cubrió mis rodillas, mis manos temblaban al cubrirse de sangre, pero me levanté y aunque seguía sangrando corrí de nuevo a donde alguna vez depronto alumbraste, pero inmediatamente recordé que también alguna vez allí, te apagaste...
0 comentarios:
Publicar un comentario