Hojas
Las hojas van cayendo al suelo, porque su naturaleza termina allí. Muchas veces he caído y cuántas más hubiera querido ser una hoja y quedarme ahí, acostado, sintiendo la satisfacción y el descanso del deber cumplido. Claramente mi deber no se ha cumplido, porque sigo de pie, aguantando, recibiendo golpes, vientos fuertes, pero siempre de pie. Algunas veces cabizbajo, otras no tanto.
No soy digno de decir que no me mereces, pero sí soy digno de decirte que las cosas han cambiado de rumbo y que así como las hojas caen, yo también lo hice. Pero a diferencia de ellas, yo me levanté de ese suelo frío y poco piadoso, para mirar al frente y seguir mi camino. No fueron momentos fáciles y por lo mismo, mi corazón dejo de ser un presente para ti. No me importan tus preguntas, no me interesan tus abrazos, no quiero escucharte...
Sigo de pie y aún no sé cómo he podido aguantar aquel empujón que provocaste hacia ese abismo solitario. Sigue tu andar, probablemente haya otra persona como aquellas a las que conocí gracias a tu cinismo. Te quise, lo sé, yo más que nadie supo que era quererte. Pero buen amigo, si el querer no se transforma, deja de vivir y finalmente termina como las hojas, que caen al suelo para quedarse por siempre allí...
0 comentarios:
Publicar un comentario