Amor en vano
Sentía que los labios se me iban a estallar. Tus caricias fueron ganando terreno y aún no me explicaba qué hacía allí. El licor nubló aquello de cordura que aún me podía quedar después de semejante primer beso. Empezaste a rozar tu boca en mi cuello. ¡Qué bien me conoces!, sabías perfectamente que de lograr conquistar esta parte de mi cuerpo, podías continuar mucho más fácil con tu cometido.
Así empezamos a jugar, tu y yo, los que un día fuimos los mejores amigos. Aún no entiendo las cosas del destino. Nos estamos besando, acariciando, sintiendo nuestro cuerpo uno a uno. Respirando el mismo aire, y sintiendo nuestro sudor caer en el cuerpo del otro. Nunca nos habíamos sentido tan compatibles. Siempre fuimos amigos, quizás los mejores que algún día hubiéramos podido conocer. Conociste mis errores, mis fortalezas, mis momentos de flaqueo, mis decepciones… tantas cosas que sé que extrañaré cuando te vayas.
Duerme un poquito más, no importa que cualquier minuto extra antes de partir signifique un poco más de amor en vano para dar.